Liderazgo Consciente, ¿Cómo convertirme en un agente de cambio positivo?

liderazgo consciente

El mundo se ha convertido en un lugar en constante evolución, donde la realidad se presenta de manera compleja, ambigua, volátil e impredecible.  Existe un término que se utiliza en el ámbito laboral para describir este escenario: VUCA.  Y tales características requieren de un liderazgo diferente.  Aunque en algunos ámbitos el rol del jefe autoritario continúa vigente, no por ello deja de ser obsoleto. La mayoría de las empresas, emprendimientos y algunos roles de la vida personal convocan a un tipo de liderazgo consciente.

¿Qué es ser un líder consciente?  Fred Kofman, coach ejecutivo y asesor en materia de liderazgo y cultura, en su modelo de Liderazgo Consciente presenta siete distinciones que, además de aumentar la eficacia del liderazgo, promueven un ambiente de trabajo más colaborativo y cálido.

  1. Responsabilidad Incondicional: un líder consciente debe tener la capacidad de asumir su responsabilidad en cada acción a emprender. Esto implica desactivar la búsqueda de culpables y enfocarse en la búsqueda de soluciones.  Es necesario que el líder tenga coraje para asumir sus errores y, de este modo, motivar a sus colaboradores a recorrer los caminos del desafío, dado que los errores son parte de ese camino.

  2. Integridad Esencial: la integridad implica coherencia en nuestras acciones. Por ende, un líder consciente es alguien que predica con su ejemplo.

  3. Humildad Ontológica: implica estar abierto a aprender en todo momento y de todas las personas. Un líder consciente sabe que no tiene todas las respuestas y potencia a sus colaboradores para que den lo mejor de sí, en un camino de aprendizaje constante.

  4. Negociación Constructiva: un líder consciente busca siempre dentro de su equipo la dinámica ganar – ganar, porque sabe que es el camino para potenciar las cualidades de sus colaboradores, facilitar la confianza y generar excelentes resultados o soluciones.

  5. Comunicación Auténtica: este punto es uno de los más importante y también de los más difíciles de lograr. La comunicación de un líder consciente no debe ser unidireccional.  Para lograr cambios, el equipo debe sentirse respetado, escuchado y valorado, cuestiones que se logran con un estilo de comunicación que incluye en la ecuación las necesidades de ambos lados por un bien en común.

  6. Coordinación Impecable: que un grupo de trabajo se transforme en un equipo eficiente requiere de un líder que sea un verdadero agente de cambio. Esto implica que logre conocer las habilidades de cada uno de sus miembros, para potenciarlas y lograr una correcta cohesión en dirección a un objetivo en común.

  7. Competencia Emocional: una buena gestión emocional es imprescindible para un líder consciente, para poder hacer frente a los desafíos y las presiones diarias. El equilibrio emocional comienza con la gestión de nuestras emociones y luego se extiende a las emociones de los demás.

Estas siete características que ofrece Fred Kofman pueden convertirse en una hoja de ruta muy útil para quienes consideren que todo cambio requiere de un buen líder.  Y cada una de ellas son habilidades que pueden ser entrenadas de manera diaria.  Si realmente aspiramos a construir un mundo más comprometido, respetuoso y solidario, este seguramente es un camino posible de transitar.

 

Sobre la Felicidad

Hoy vamos a hablar de la felicidad. ¿Es posible ser feliz? Cuando tenemos uno de esos momentos de mucha felicidad, ¿cuánto duran esos estados? ¿Son siempre breves? ¿Es lo mismo estar satisfecho que estar feliz? Como nos sucede habitualmente, tenemos más preguntas que certezas.

Hay quienes piensan que la felicidad se alcanzará en la vida cuando se obtengan ciertos éxitos materiales o se cumplan ciertas expectativas, pero ser exitoso en la consideración de los demás no asegura la felicidad. Cuantos actores, actrices, cantantes y músicos, por elegir algunas profesiones que están a la vista de todos, parecen ser exitosos y terminan suicidándose o consumiendo drogas hasta quedar extenuados.

Una de las frases que aparece en uno de los libros que consulté dice:

El éxito es conseguir lo que se desea. La felicidad es apreciar lo que ya se ha conseguido.

Parece un pensamiento que merece ser tomado en consideración, pero que implica mirar “el vaso lleno hasta la mitad” y no el medio vaso vacío. Quiero decir que a todos nos pasa que hemos alcanzado ciertos objetivos en la vida, pero otros se nos han escapado. O los hemos alcanzado durante un tiempo, pero luego se han esfumado, como la belleza, la juventud, el dinero, la pareja o cualquier otro. Imagino que basta llegar a la jubilación para sentirse un cero a la izquierda y ver que todo el éxito laboral que se tuvo cuando estábamos activos quedó escondido en un pasado que dejamos atrás y del cual nadie se acuerda.

Para Platón, la verdadera felicidad no puede ser alcanzada a través de las posesiones materiales o el placer sensual, ya que estas satisfacciones son fugaces y temporales. En cambio, la felicidad es el resultado del desarrollo pleno de las capacidades humanas, lo que implica actuar virtuosamente en cada situación. Para el filósofo, la virtud es la clave para alcanzar la felicidad, y se compone de cuatro elementos: prudencia, justicia, fortaleza y templanza, dice Amparo Gaspar.

Para no irnos tan atrás en el tiempo prefiero comentar un libro de Sergio Sinay que se llama LA FELICIDAD COMO ELECCIÓN. LA DICHA POSIBLE MÁS ALLÁ DE LAS FALSAS ILUSIONES, un libro publicado por Paidós que se encuentra en mi biblioteca.

Una de las ideas que me gustó afirma que hay un populismo de la felicidad. Esto quiere decir, por ejemplo, sostener que todos hemos nacido para ser felices y que nos corresponde como un derecho. Sinay se pregunta dónde está escrita esta consigna y quién prometió tal disparate.  Más bien sostiene que la felicidad es una experiencia posible, aunque no obligatoria. Y coloca un condimento a esta afirmación: se trata de ver cuán activos nos hemos propuestos ser para conseguir esa pequeña felicidad que nos merecemos. Porque lo que rechaza el autor es que la felicidad caiga, así como un paquete del cielo, ante una persona pasiva. Entiende que se relaciona más con la responsabilidad, con cuánto nos esforzamos en alcanzarla, cuánto trabajamos en nosotros mismos, cuánto cuidamos de la salud, el trabajo, las relaciones con los demás.

La felicidad no es algo externo sino un estado interno de la persona. Y por eso, comprar un auto, una casa o una ropa nos puede dar placer y satisfacción durante un tiempo, pero por supuesto no nos llevará a un estado de felicidad más permanente.

Sinay dice así: La gente feliz aprecia lo que tiene, honra lo que logra por mérito propio, vive en estado de conciencia, explora respuestas a la pregunta por el sentido de su vida y se hace cargo de las consecuencias de cada respuesta, no evita los dolores que son parte del camino, convierte los tropiezos en lecciones, crea vínculos sólidos y los sostiene en la honestidad y el compromiso emocional, no busca culpables para sus decepciones o imposibilidades, invierte tiempo, atención y afecto en el otro, prioriza lo que es por sobre lo que hace o lo que tiene, comprende a través de la experiencia que como es adentro es afuera y no al revés. Y definitivamente, no tiene que ver con la economía.

Hace unos días una amiga me envió una nota publicada por el psiquiatra y profesor de Harvard Robert Waldinger quien es el cuarto director del mayor estudio sobre la felicidad humana, que empezó en 1938. Es el mismo estudio que se ha hecho con las mismas familias durante más de 80 años. Waldinger afirma que somos más felices cuando tenemos relaciones cercanas, porque estas también nos mantienen más sanos. Se ha comprobado científicamente que las personas aisladas mueren más temprano.

Para este científico, el estado de salud se relaciona CON LA CAPACIDAD DEL CUERPO DE REDUCIR EL ESTRÉS QUE NOS CAUSA LA VIDA DIARIA; ese estado de reacción o de huida que se activa por determinadas sustancias u hormonas en el cuerpo.  Las personas solitarias, al volver a casa, continúan estresadas lo que provoca UNA INFLAMACIÓN CRÓNICA DONDE SE DAÑAN LAS ARTICULACIONES, SUBE EL AZÚCAR EN SANGRE Y SE OBSTRUYEN LAS CORONARIAS.

En otro programa de youtube escuché que hablaban del estrés y el subidón de cortisol como algo dañino cuando se hace permanente. Las personas que viven acompañadas o tienen amigos a quienes puedan llamar por teléfono o comunicarse por redes sociales, logran apaciguar su ánimo contando sus problemas a otros, compartiendo sus ansiedades o miedos.

Waldinger al ser interrogado por una periodista comenta que las personas introvertidas necesitan menos contacto social con otras personas porque suelen bastarse a sí mismos y disfrutar de su soledad. El extrovertido, en cambio, necesita estar en contacto con muchas personas. Sin embargo, lo relevante del tema es todos precisamos tener por lo menos dos personas en quienes confiar absolutamente y a quienes podamos llamar a medianoche para pedirles un favor. El científico denomina a estas relaciones como de APEGO SEGURO.

En conclusión, la gente que más hace para mantener sus relaciones sociales es más feliz y esto comprende tener tiempo para llamar por teléfono, salir a tomar un café o pasear cada tanto. Waldinger recomienda crear pequeñas rutinas con los amigos, tales como fijar un horario de encuentro semanal para salir a caminar o comunicarse por teléfono. Esta es la receta para la salud y la longevidad, según los neurólogos.

 

Por: Zelma Dumm (escritora, profesora en letras, conductora de radio)

Búsqueda: mi palabra clave

sobre la felicidad

En nuestra historia personal y laboral, seguramente tengamos varias palabras claves que nos definen. Es interesante el ejercicio de bucear en el autoconocimiento, explorar los significados y encontrar un eje, a veces integrador, otras veces tranquilizador.

No tengo dudas de que mi vida laboral se podría sintetizar en la palabra “búsqueda”.

Hace veinticinco años que me dedico a “buscar” candidatos para cubrir vacantes de empleos.

Hace veinte años que ayudo a personas a “buscar” empleo y oportunidades para emprender.

Hace veinte años, también, elijo con quien trabajar. Eso es un privilegio. Desde que mis propias experiencias, me hicieron tomar conciencia de la importancia de trabajar con buenas personas, “busqué” rodearme de colegas, colaboradores, empleadores, clientes y profesionales, que se pudiesen convertir en amigos.

Una de las actividades, que podría definir como de voluntariado en mi trayectoria profesional, es “buscar” profesionales de la salud para mis amigos y familiares o amigos de amigos o pacientes de colegas y así la cadena de contactos a veces se vuelve extensa o lejana. Descubrí cuánto me alegra cuando meses después mi amiga me dice: “Sabés que Laura está mucho mejor desde que hace terapia con tu amiga Martha, la psicóloga” o “Gracias al consejo de tomar una cuidadora para mi mamá pudimos evitar la internación”. Esas devoluciones me llenan de satisfacción y me nutren. Me recuerdan, además, algo que en el correteo cotidiano solemos olvidar y es que todos estamos (o deberíamos estar) en este mundo contribuyendo a construir un entramado solidario que va más allá de lo que nuestros ojos pueden percibir. Realizar acciones simples y desinteresadas desde nuestros lugares, que tiendan al bien común o al bienestar general, es un gesto sencillo con el cual podemos aportar nuestra ayuda con quien la está necesitando. Les aseguro que lo que se da vuelve y multiplicado. Lo sé porque lo he necesitado. Sobre el poder de la red de contactos he hablado y seguiré haciéndolo, desde un lugar más testimonial que teórico.

El refrán dice “El que busca encuentra”. Quiero confesar una intimidad. No soy ordenada: suelo perder cosas, olvidar dónde dejé eso importante que de tan bien guardado no encuentro cuando lo necesito. Paradójicamente, una cualidad que me destacan es que casi siempre encuentro lo que otro “busca” desesperadamente, a partir del interrogatorio secuencial (habilidad que he desarrollado como entrevistadora) que permite seguir la lógica de las acciones realizadas, yendo desde el presente hacia el pasado. ¿Cuándo lo usaste por última vez? ¿Con quién estabas? ¿Qué ropa tenías puesta? Y así, en una entrevista cerrada y a veces molesta por la ansiedad de ambos, logramos dar con el paradero de la billetera, el documento o la llave extraviada.

Mi palabra clave es “búsqueda”. Si tuviera que seleccionar una sola, es esa la que mejor define mi actividad, quizás también mi actitud y mi motivación. La “búsqueda” implica un proceso dinámico e incompleto que presupone la contracara de un encuentro. Encontrar una oportunidad, una persona, un profesional o un objeto. Encontrar lo que necesitamos, lo que perdimos, lo que nos falta o lo que deseamos.

Reflexionar sobre cuál es nuestra palabra clave, aquella que puede definirnos y representarnos, de manera más genuina y cercana, puede resultar útil para nuestros momentos de crisis o pérdida de brújula. Nos permite poner en perspectiva aquello que suele parecer caótico.

Cecilia Rodríguez Casey

Estrés y agobio ¿Sabemos diferenciarlos?

estres agobio

La semana pasada, mientras leía las redes sociales, recibí una notificación: una colega me había etiquetado en una publicación y su contenido fue el motivador para escribir este artículo. La publicación era una foto de una búsqueda laboral, cuya lista de requisitos para aplicar a la posición incluía la siguiente: INMUNIDAD AL ESTRÉS. Claramente era una invitación al debate sobre cuál es el límite de quiénes deciden qué cualidades se valoran en las búsquedas laborales, pero también sobre qué sabemos acerca del funcionamiento de nuestras emociones.

El estrés es un mecanismo de supervivencia que se activa frente a una amenaza para protegernos: evaluamos rápidamente si nuestros recursos pueden hacer frente a la demanda de la situación. Es un sistema primitivo, que se transformó en un problema cuando evolucionamos y nuestra realidad se complejizó. En la actualidad, podemos estresarnos a través de nuestra mente por escenarios futuros, y nuestro cuerpo puede seguir en quietud sin ninguna posibilidad de descarga. A la vez, es un mecanismo que nos mantiene alerta y nos permite estar activos, atentos y, aunque no es lo ideal, haciendo varias cosas en un corto período de tiempo. El estrés entonces no es negativo ni positivo. Esa valuación dependerá de nuestra perspectiva particular. La conclusión es que el estrés es parte de nuestra vida, y está mucho más presente por el ritmo acelerado que adquirió nuestra rutina en las últimas décadas.

Por otra parte, si la situación adversa se sostiene en el tiempo de manera crónica o si por alguna razón nuestros recursos internos o externos ya no son suficientes, el estrés se transforma en agobio o estrés crónico. Los signos de que estamos agobiados pueden ser de índole interpersonal, física, emocional o mental. No es necesario que estén todos presentes, nombraré algunos a modo de ejemplo: sentir irritación, perder el apetito, modificación en el sueño, cansancio extremo, falta de atención y concentración, aumento de las discusiones, falta de paciencia y tolerancia, entre otros.

¿Por qué es importante diferenciar el estrés del agobio?

Y en este punto volvemos a la publicación que despertó mi interés. Porque seguramente quien ideó el anuncio estaba apuntando a evitar sujetos que tengan tendencia al agobio en situaciones en que otros son más resistentes.

Ahora bien, si quien siente estrés lo reconoce y puede expresarlo, probablemente pueda seguir funcionando. Sin embargo, quien expresa agobio necesita tomar distancia de la situación y no hacer nada. Y cuando decimos nada, es nada, durante un período corto de tiempo. Muchos errores, accidentes y situaciones desagradables dentro del ámbito laboral, podrían ser producto de gente agobiada que no pudo reconocer y pedir ayuda, o lo intentó y no recibió la ayuda necesaria.

Todos podemos sentir agobio en algún momento de nuestra vida laboral, cuestión que transforma al requisito del anuncio en un imposible. Pareciera haber en nuestra sociedad cierto desconocimiento sobre el funcionamiento de nuestras emociones. Y podría pensarse que la explosión de solicitudes de técnicas de regulación emocional en el ámbito laboral, en algunas ocasiones, acompaña este desconocimiento y persigue el objetivo de eliminar los inconvenientes que generan las emociones difíciles.

Las últimas investigaciones sobre las emociones indican que el lenguaje tiene un rol muy importante al momento de experimentarlas y gestionarlas. Hasta el momento sabíamos que etiquetarlas ayuda a disminuir el impacto en nuestras vidas. Ahora podríamos agregar que tenemos que nombrarlas correctamente, porque de ello depende nuestra experiencia. No es lo mismo sentirse estresado, que sentirse agobiado. No es lo mismo sentirse triste, que sentirse deprimido. No es lo mismo sentir miedo, que sentir terror. Por eso la invitación es a conocer toda la gama de emociones que podemos experimentar, para luego poder etiquetarlas correctamente al momento de sentirlas.

Entonces, a no confundir: INMUNIDAD AL AGOBIO y con estrés. Seamos cuidadosos en el uso del lenguaje y no solicitemos imposibles…

Reflexiones inspiradas en “Atlas del corazón” de Brenne Brown.

Entrevista laboral virtual: ¿Todo vale?

entrevista laboral virtual

Hola, queridos lectores. En esta oportunidad voy captar la atención de aquellos buscadores de empleos, posibles futuros candidatos a ser entrevistados por quien escribe o por algún otro selector…Así que si estás buscando o estás pensando en zambullirte al mercado para sondearlo, te recomiendo que sigas leyendo.

Estamos comenzando a transitar la post pandemia y sus consecuencias.  Entre tantos cambios, hay algo que llegó para quedarse: la virtualidad.  El home office en selección de personal es una modalidad posible y muy usada, pero trae consigo una serie de factores a tener presentes por parte del entrevistado.

Primer consejo: vestite y arreglate como si fueras a una oficina en modalidad presencial.

El hecho de que la entrevista sea virtual no nos exime de ocuparnos de que nuestro aspecto sea presentable y acorde al encuentro.

Cuando hablamos de aspecto físico, podríamos entrar en un debate acerca de la libertad, la discriminación, o la impresión superficial que puede generar este tema.  Sin embargo, la primera impresión siempre cuenta porque somos seres que percibimos un gran porcentaje de nuestras experiencias a través de nuestra vista. Y tu aspecto debería demostrar esfuerzo e interés sobre la propuesta. Esto da por sentado que no se espera en esta época gente de traje sastre, pero sí aseo, prolijidad e indumentaria acorde al contexto.

La virtualidad parecería que genera en muchos la ilusión de no ser vistos, o ser vistos parcialmente. En mi experiencia como entrevistadora, he visto candidatos despeinados, en jogging, en ropa de casa… Y, si bien es cierto que las fortalezas requeridas suelen basarse en la experiencia y los conocimientos, nuestro aspecto nunca deja de ser nuestra carta de presentación.

Segundo consejo: seleccioná el lugar en el cual tendrás la entrevista

También deberíamos cuidar el ambiente donde vamos a realizar la conexión. El contexto es importante. Tengan presente que generalmente las entrevistas laborales se coordinan con algunos días de antelación, por ende, uno tiene tiempo para ocuparse de estos detalles.

Muchas personas descuidan este aspecto y se conectan desde una habitación desordenada,  desde un lugar de la casa oscuro o ruidoso.  Elegí un lugar luminoso, en lo posible silencioso,  preferentemente una habitación neutral. Puede ser una mesa y una silla sobre una pared blanca.

Por supuesto, que puede haber situaciones excepcionales en que las circunstancias no hayan posibilitado la conexión en otro ámbito y que pueden ser explicadas durante la entrevista. Sin embargo, se observa habitualmente la sensación de percibir que del otro lado de la pantalla no vemos que hay detrás.

Tercer consejo: una computadora como dispositivo es preferible a un celular

Otro elemento fundamental son los dispositivos, medio tecnológico que permitirá que el encuentro online se lleve a cabo. Sabemos que en muchos casos no hay opciones y se utiliza el único recurso con el que se cuenta. Es recomendable también aclarar este punto durante la entrevista.

Ahora bien, si hay posibilidad de elegir les dejo unas sugerencias…

Una computadora siempre es mejor que un celular. La pantalla es más amplia, hay más estabilidad, el sonido tiene mejor definición y generalmente no hay problemas con la batería. Ahora bien,  si la única opción es el celular recordá tener carga en la batería y usar un soporte para que no haya movimientos durante el encuentro. Tené presente que las entrevistas duran mínimamente media hora, lapso en el que no es posible sostener con estabilidad un dispositivo en la mano.

Cuarto consejo: tratá de tener buena conectividad

En cuanto a la conexión,  es el elemento que menos podemos controlar, pero siempre hay algunos detalles que se pueden tener presentes.  Si tu conexión suele ser inestable, tratá de que no haya otro dispositivo conectado en la casa, cerrá todas las aplicaciones que usen ese recurso y siempre tené a mano los datos móviles para reemplazarla ante posibles fallas. 

Estos aspectos pueden parecer superficiales, pero hablan de la capacidad de organización, planificación, el interés, la motivación y el nivel de esfuerzo y dedicación que cada uno eligió aportar al encuentro.  La selección es un proceso donde todos los factores cuentan y comunican quiénes y cómo somos.

Curriculum, un texto estratégico

curriculum vitae

El currículum es la síntesis de la trayectoria académica y laboral en función de un objetivo específico vinculado a obtener una vacante laboral. Es un elemento más del sistema que constituye el proceso de búsqueda de un empleo, con el cual debe estar en consonancia. Es decir, no es simplemente el relato de una experiencia, sino que es una pieza fundamental y estratégica dentro de un proyecto conformado por otras variables e instancias (plan de carrera, redes sociales, presentación efectiva, entre otros) con las que debe ser coherente.

Es un texto que integra un circuito comunicativo cuyo destinatario es un selector y cuya lectura recreará una identidad virtual de un candidato al que físicamente no se conoce. Tan ambicioso objetivo se da, además, en un contexto de múltiple lectura que es el proceso de reclutamiento. El currículum constituye la exhibición de quiénes somos y la posibilidad de apertura o clausura de un proyecto, pues es el selector quien a través de una lectura fugaz decidirá si un candidato continúa o no dentro del proceso de selección. Tanta responsabilidad concentrada tan sólo en el contenido de unas dos páginas, extensión máxima recomendada. De ahí la necesidad de que comunique de manera eficaz, estratégica, coherente y atractiva la identidad de un candidato.

Cuanto más extensa sea la trayectoria, más complejo suele tornarse el arribar a una síntesis que estará atravesada por la decisión de qué información figurará y cuál no. El criterio que guiará ese recorte es el valor que se le otorgue a la historia laboral y académica en función del presente profesional. ¿Es necesario mencionar las primeras experiencias? ¿Y todos los cursos de formación que se han realizado o las jornadas a las que se han asistido? Estos y otros tanto interrogantes suelen atravesar el proceso de escritura de un currículum. Y las respuestas serán particulares en cada caso porque único es cada candidato, su historia, su trayectoria, sus objetivos y sus proyecciones.


El currículum senior

El currículum senior, es decir el que supone ya una trayectoria laboral, debe contar con un perfil y el detalle de las competencias, responsabilidades y logros que permitirán la reconstrucción textual de un recorrido.

El perfil es un texto de unas pocas líneas, formado por uno o dos párrafos, que se ubica al inicio, donde se detallan las funciones esenciales de la experiencia laboral, que conforman la descripción de la identidad profesional del candidato.

Se detallan allí las competencias, es decir las características del individuo que forman parte de su personalidad, se relacionan con un estándar de efectividad y pueden predecir desempeño (atención al cliente, planificación y organización, liderazgo, entre otras). Las competencias a detallar presuponen un análisis de la propia experiencia para detectar las capacidades recurrentes que han guiado los logros profesionales.

El perfil suele leerse en primer lugar invitando al selector a continuar y profundizar la lectura. Por lo tanto, la información que allí figure debe resultar atractiva pero insuficiente, es decir generar en el lector la necesidad de adentrarse en el texto para conocer lo esbozado en el perfil.

Los logros son los resultados concretos y puntuales que han significado una ganancia para la empresa o han repercutido positivamente en la estructura y organización de la misma. Pueden figurar luego del perfil o de cada experiencia profesional. Suelen redactarse a partir de conceptos como aumento, optimización o reducción que destacan el impacto positivo de la acción que se describe a continuación.

Hay que saber distinguir el concepto de logros con el de responsabilidades. Mientras que el primero implica un resultado el otro supone una acción. Por lo tanto, la estructura del currículum debe facilitar a través de recursos como subtítulos o viñetas la clara distinción entre ambos.

Consideraciones generales a tener en cuenta


El currículum es un texto breve destinado a una lectura rápida y eficaz. Cada línea de su extensión supone un espacio de valor, en tanto lo que allí se dice ha surgido de una síntesis y de una selección estratégica.

Para lograrlo no hay que reiterar información que ya ha sido dicha, ni brindar aquella que no se corresponda con la propia experiencia. No sería pertinente detallar, por ejemplo, en qué consiste una carrera, una formación de posgrado o la fundación para la cual se ha trabajado pues esa información no da cuenta de quién es el candidato.

Hacer uso de variedad de recursos tipográficos (letra en negrita, diferentes tamaños) suele contribuir a la lectura veloz y en capas del currículum. Evitar la linealidad y la uniformidad en el diseño que no posibilitan, en un primer acercamiento, distinguir la información relevante en los segundos iniciales que un selector dedica a un currículum. Un texto homogéneo presupone únicamente una lectura lineal y completa para su apropiación. Nada más alejado que el contexto del reclutamiento llevado a cabo por un selector.

Es aconsejable seleccionar un diseño moderno y colorido, que favorezca la disposición de la información en la página y que resulte visualmente atractivo. En la actualidad, gracias a las herramientas presentes en la web, las plantillas con diseño son muy variadas y accesibles.

Por último, cada currículum es único porque cada individuo es único y, más allá de las formalidades y condiciones externas impuestas para su construcción, debe estar en sintonía con el candidato. Un currículum con identidad propia, que dé cuenta de la singularidad, constituye el punto de partida de un proceso exitoso.


Lic. Juliana Seijo

Presentación Profesional Efectiva

Presentarse efectivamente

¿Qué es?

¿Para qué sirve?

¿Por qué debería aprender a hacerlo?

¿Cómo lo puedo hacer?

Es encontrar un modo de decir quién soy, qué hago, cómo lo hago, por qué, para qué y para quién.

Contamos con numerosas oportunidades de mostrar al mundo a qué nos dedicamos, qué buscamos, cuál es nuestro objetivo. El modo en que lo hagamos y, no sólo el contenido de nuestro discurso, determinará en gran parte el éxito de ese contacto social. Nuestra presentación permitirá que otros puedan recomendarnos, recordarnos, comprar o vender nuestro servicio o aconsejarnos algo valioso.

Todos podemos vernos beneficiados si aprendemos a presentarnos mejor. En ocasiones, sentiremos que no logramos nuestro objetivo en forma inmediata pero, con el tiempo, sabremos que lo que estamos cosechando alguna vez ha sido sembrado en el pasado, cuando nos animamos a aprovechar ese momento, a veces muy breve en que nos hicimos más visibles.

Nuestra presentación efectiva debe ser breve, concreta, contener palabras, gestos y también emociones.

Recomendamos practicar y escribir y, hasta filmarnos, para lograr que aquello que queremos comunicar  se vaya puliendo y adaptando a cada situación. Notaremos con sorpresa que irá mejorando con la práctica a fuerza de entrenamiento.

Son dos habilidades esenciales las que vale la pena desarrollar: nuestra comunicación y nuestra capacidad de influencia y persuasión.  Para lograrlo,  sorteamos obstáculos: timidez, miedo, prejuicios, baja autoestima, entre otros. Reconocer cuál es la traba para Presentarnos  Efectivamente, puede ser un primer paso. Comenzar a trabajarla es una buena decisión que requiere valentía y esfuerzo.

Una vez que estemos decididos a comenzar, podemos responder la siguiente guía en forma sintética: quién soy; qué hago; qué sé hacer; qué estudié o cómo me capacité en mi actividad; qué busco ahora; cómo lo hago; como empecé; cómo lo seguiré desarrollando; por qué me gusta; para qué lo hago y para quién. Según la ocasión, puedo sumar preguntas vinculadas a qué solicito (si consideramos que nuestro receptor podría ayudar en algo) y qué planifico para el futuro.

Nuestra  presentación será más convincente si demuestra una motivación ligada a nuestros intereses, nuestra vocación, nuestros sueños y logramos comunicar cómo  eso se traslada a un servicio o a un producto que responde a alguna necesidad o propone alguna innovación.

¡A practicar!

Volver a jugar, a reír, a explorar…

De niños tenemos un mundo por delante a explorar, que es nuevo, nos sorprende y lo descubrimos a través de los sentidos, generando todo  tipo de experiencias. Las mismas se inscriben en nuestra memoria como recuerdos que generarán aprendizajes y harán más previsible el entorno. La fascinación, la alegría, la risa, el  placer, el  enojo y el  dolor, que puedan provocar estos estímulos en la temprana infancia, van perdiendo su intensidad en la medida que nos exponemos menos a situaciones nuevas.

Volver a explorar, a jugar, a reír (con la inocencia de quien no conoce, no sabe o no lo vivió)  es una invitación a reeditar y redescubrir un aspecto de un enorme potencial en nosotros mismos que en la adultez puede ir apagándose.

Vivimos un día a día  orientado hacia la obtención de resultados y metas, inmersos en una existencia marcada por la falta de tiempo y tareas rutinarias a realizar, que olvidamos  o descuidamos  el hacia dónde o el para qué o quién. A su vez, nuestro exceso de conexión con aparatos, que en teoría aumentarían la comunicación pero que en la vorágine suelen  convertirse en un fin y no en un medio, empobrece la esencia del encuentro entre personas. Este contexto puede contribuir a que se vaya  apagando la luz interna de la exploración.

El juego, el aprendizaje en sentido amplio (no sólo el formal), el humor, la risa, el buscar qué nos gusta hacer y qué nos divierte sin ningún resultado esperado, son recetas muy antiguas para una mejor calidad de vida.

Así como la práctica constante de la respiración profunda en cualquiera de sus formas es incompatible con estados de ansiedad, podríamos pensar que el buscar actividades placenteras, lúdicas, de exploración de nuestros sentidos, que nos permitan desplegar un potencial interior (no necesariamente vinculado a lo que hemos estudiado o con el trabajo que realizamos), puede traernos grandes beneficios.

Está en cada uno bucear en una búsqueda interior hacia los  recuerdos, los intereses, las motivaciones y los  valores para trazar el propio camino y elegir un primer paso a dar. Las grandes metas y decisiones,  en momentos de mucha euforia, se desvanecen al día siguiente si el cielo amaneció gris. Por lo cual, se recomienda comenzar de a poco conectándose con lo se quiere y se puede hacer.

Presentamos un listado, sólo como un repertorio posible, para ayudar en esta elección dentro de la amplia gama de alternativas que los seres humanos tenemos:

Escuchar la música que nos gusta; jugar con nuestros hijos, sobrinos o niños en general observando e imitando su capacidad de simbolizar y de goce sin reloj; practicar un deporte que nos agrade; caminar; estar en contacto con la naturaleza, con las plantas, el agua, y los animales; hacer jardinería; desarrollar cualquier actividad artística: pintura, cerámica, escultura, cine, literatura, tocar un instrumento o cantar; cocinar; pasear; conocer lugares nuevos; hablar con gente desconocida; ayudar a otros; retomar vínculos satisfactorios; ser agradecido y demostrarlo en actos; realizar actividades que nos divierta; leer; meditar; enseñar y compartir lo que sabemos….

En síntesis, regalarnos el tiempo para la reflexión y para mejorar nuestra vida como un primer paso para aumentar nuestro bienestar.

Lic. Cecilia Rodriguez Casey

 

Emprendedoras Atentas

emprendedoras atentas

Emprender implica muchas veces una carrera sin límites. Las exigencias que nos impone nuestro ritmo de vida y el momento tan especial de comenzar un proyecto laboral independiente es de por sí desafiante y, a veces, estresante.

Vivimos en una sociedad que estimula la hiperactividad, que nos lleva a postergar o descuidar nuestra salud física y mental. Sumado a esto, las mujeres de hoy tendemos a seguir sosteniendo algo típico de nuestro género: el “multitasking” (hacer varias cosas a la vez) con la ilusión de poder hacer todo rápido y bien. Estamos  entrenadas en este tipo de atención y actividad,   pero tiene un alto costo: agotamiento, ansiedad, sensación de inquietud, desconexión.

Emprender requiere creatividad, organización, dinamismo, apertura a nuevos aprendizajes y vínculos sociales, tolerancia a la frustración, paciencia,  motivación, autoconfianza y  serenidad.  Muchas son las competencias requeridas para que se den las condiciones de éxito a las que aspiramos.

Para emprender, también se recomienda estar en armonía con uno mismo, tomar el tiempo de reflexión necesario que nos lleve a pensar qué queremos, cómo lo desarrollaremos, qué herramientas utilizaremos. Para ello, necesitamos estar conectados con el momento presente, con nosotros mismos. Nuestra mente tiende a ir al pasado y al futuro, y le cuesta centrarse en el momento presente, en lo que nos sucede en ese instante.

La propuesta es aprender a pasar del “modo hacer” al “modo ser” y vincularnos más con nuestro mundo interior para, desde ese conocimiento más profundo de hoy y con mayor conexión con nosotros mismos y los demás, lograr aquello que deseamos emprender.

En el marco de Talleres de Calidad de Vida, te invitamos a participar de un taller que puede ayudarte a manejar mejor el estrés y la ansiedad cotidianos, y vivir cada momento con mayor plenitud y bienestar.

Desarrollar la flexibilidad

¿Cuántos cambios podemos tolerar? ¿Cuán rápido lo hacemos?  ¿Es posible  adaptarnos constantemente a lo que se impone desde el exterior? ¿Qué implica adaptarse a situaciones nuevas? ¿Hay personalidades más proclives al cambio?

Éstas y muchas otras preguntas nos hacemos al sentirnos permanentemente sacudidos por la necesidad de cambiar y no quedar afuera de un mundo que muta vertiginosamente. Vivimos cambios en diferentes planos como el tecnológico y el climático. Estamos a expuestos a los que se generan por los nuevos paradigmas culturales,  laborales,   familiares, sociales y escolares, entre otros tantos, que nos desafían permanentemente, cuestionando nuestro modo de vivir y de pensar.

Es muy frecuente escuchar en diversos ámbitos hablar de  la competencia llamada “flexibilidad”, que es la capacidad de adaptación a los cambios. Vale la pena, entonces, detenernos y reflexionar sobre este concepto.

El ser humano, como la misma naturaleza, se transforma permanentemente, y debe dejar atrás parte de lo recorrido y lo vivido para poder crecer. Como sostenía el antiguo filósofo griego Heráclito: “En los mismos ríos entramos y no entramos, pues somos y no somos los mismos”. Por lo tanto, expuestos a lo propio y a lo ajeno, a lo interno y a lo externo, al ciclo vital y la rutina social, muchas veces debemos  replantearnos nuestras ideas, concepciones y prejuicios  porque no encajan ni son funcionales con nuevas situaciones a afrontar.

Sin embargo, también es cierto, que las personas necesitan echar raíces, tener un cierto núcleo social estable, buscar una estabilidad que brinde seguridad, y ejercer control a veces   en contra del cambio que ya está sucediendo.

Hay personas más orientadas a los cambios,  que los disfrutan y buscan,  porque les atrae la variedad y la diversidad de estímulos.  Suelen aburrirse fácilmente y necesitan salir de las rutinas como estilo de vida.

Otras, en cambio, tienden a manejarse con estructuras más estables. Sus intereses son más claros y acotados, y su círculo social es más pequeño. Les suele costar generar nuevas respuestas para los problemas  que se les van presentando ya que tienden a aplicar lo conocido, aunque no siempre les sea útil.

Ambos tipos de personalidades son simplemente diferentes, no hay mejores ni peores.

A veces la vida exige cambios, que no siempre son tan bienvenidos ni podemos ejercer control sobre ellos. Se recomienda entonces desarrollar la flexibilidad: intentar sacar provecho del proceso  al que uno se expone, aunque no lo haya elegido, y tomarlo como una oportunidad de aprendizaje y de desarrollo de recursos. Más allá del resultado que obtengamos en esa situación puntual que nos generó tener que  adaptarnos, habremos desarrollado alguna herramienta que comience a formar parte  de nuestro propio bagaje.  De esta manera, podremos  volver  a utilizarla quizá frente a otras situaciones de cambios, buscadas o no, que se nos presenten,  permitiéndonos  que afrontarlos sea probablemente  una tarea más sencilla.

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