Sobre la Felicidad

Hoy vamos a hablar de la felicidad. ¿Es posible ser feliz? Cuando tenemos uno de esos momentos de mucha felicidad, ¿cuánto duran esos estados? ¿Son siempre breves? ¿Es lo mismo estar satisfecho que estar feliz? Como nos sucede habitualmente, tenemos más preguntas que certezas.

Hay quienes piensan que la felicidad se alcanzará en la vida cuando se obtengan ciertos éxitos materiales o se cumplan ciertas expectativas, pero ser exitoso en la consideración de los demás no asegura la felicidad. Cuantos actores, actrices, cantantes y músicos, por elegir algunas profesiones que están a la vista de todos, parecen ser exitosos y terminan suicidándose o consumiendo drogas hasta quedar extenuados.

Una de las frases que aparece en uno de los libros que consulté dice:

El éxito es conseguir lo que se desea. La felicidad es apreciar lo que ya se ha conseguido.

Parece un pensamiento que merece ser tomado en consideración, pero que implica mirar “el vaso lleno hasta la mitad” y no el medio vaso vacío. Quiero decir que a todos nos pasa que hemos alcanzado ciertos objetivos en la vida, pero otros se nos han escapado. O los hemos alcanzado durante un tiempo, pero luego se han esfumado, como la belleza, la juventud, el dinero, la pareja o cualquier otro. Imagino que basta llegar a la jubilación para sentirse un cero a la izquierda y ver que todo el éxito laboral que se tuvo cuando estábamos activos quedó escondido en un pasado que dejamos atrás y del cual nadie se acuerda.

Para Platón, la verdadera felicidad no puede ser alcanzada a través de las posesiones materiales o el placer sensual, ya que estas satisfacciones son fugaces y temporales. En cambio, la felicidad es el resultado del desarrollo pleno de las capacidades humanas, lo que implica actuar virtuosamente en cada situación. Para el filósofo, la virtud es la clave para alcanzar la felicidad, y se compone de cuatro elementos: prudencia, justicia, fortaleza y templanza, dice Amparo Gaspar.

Para no irnos tan atrás en el tiempo prefiero comentar un libro de Sergio Sinay que se llama LA FELICIDAD COMO ELECCIÓN. LA DICHA POSIBLE MÁS ALLÁ DE LAS FALSAS ILUSIONES, un libro publicado por Paidós que se encuentra en mi biblioteca.

Una de las ideas que me gustó afirma que hay un populismo de la felicidad. Esto quiere decir, por ejemplo, sostener que todos hemos nacido para ser felices y que nos corresponde como un derecho. Sinay se pregunta dónde está escrita esta consigna y quién prometió tal disparate.  Más bien sostiene que la felicidad es una experiencia posible, aunque no obligatoria. Y coloca un condimento a esta afirmación: se trata de ver cuán activos nos hemos propuestos ser para conseguir esa pequeña felicidad que nos merecemos. Porque lo que rechaza el autor es que la felicidad caiga, así como un paquete del cielo, ante una persona pasiva. Entiende que se relaciona más con la responsabilidad, con cuánto nos esforzamos en alcanzarla, cuánto trabajamos en nosotros mismos, cuánto cuidamos de la salud, el trabajo, las relaciones con los demás.

La felicidad no es algo externo sino un estado interno de la persona. Y por eso, comprar un auto, una casa o una ropa nos puede dar placer y satisfacción durante un tiempo, pero por supuesto no nos llevará a un estado de felicidad más permanente.

Sinay dice así: La gente feliz aprecia lo que tiene, honra lo que logra por mérito propio, vive en estado de conciencia, explora respuestas a la pregunta por el sentido de su vida y se hace cargo de las consecuencias de cada respuesta, no evita los dolores que son parte del camino, convierte los tropiezos en lecciones, crea vínculos sólidos y los sostiene en la honestidad y el compromiso emocional, no busca culpables para sus decepciones o imposibilidades, invierte tiempo, atención y afecto en el otro, prioriza lo que es por sobre lo que hace o lo que tiene, comprende a través de la experiencia que como es adentro es afuera y no al revés. Y definitivamente, no tiene que ver con la economía.

Hace unos días una amiga me envió una nota publicada por el psiquiatra y profesor de Harvard Robert Waldinger quien es el cuarto director del mayor estudio sobre la felicidad humana, que empezó en 1938. Es el mismo estudio que se ha hecho con las mismas familias durante más de 80 años. Waldinger afirma que somos más felices cuando tenemos relaciones cercanas, porque estas también nos mantienen más sanos. Se ha comprobado científicamente que las personas aisladas mueren más temprano.

Para este científico, el estado de salud se relaciona CON LA CAPACIDAD DEL CUERPO DE REDUCIR EL ESTRÉS QUE NOS CAUSA LA VIDA DIARIA; ese estado de reacción o de huida que se activa por determinadas sustancias u hormonas en el cuerpo.  Las personas solitarias, al volver a casa, continúan estresadas lo que provoca UNA INFLAMACIÓN CRÓNICA DONDE SE DAÑAN LAS ARTICULACIONES, SUBE EL AZÚCAR EN SANGRE Y SE OBSTRUYEN LAS CORONARIAS.

En otro programa de youtube escuché que hablaban del estrés y el subidón de cortisol como algo dañino cuando se hace permanente. Las personas que viven acompañadas o tienen amigos a quienes puedan llamar por teléfono o comunicarse por redes sociales, logran apaciguar su ánimo contando sus problemas a otros, compartiendo sus ansiedades o miedos.

Waldinger al ser interrogado por una periodista comenta que las personas introvertidas necesitan menos contacto social con otras personas porque suelen bastarse a sí mismos y disfrutar de su soledad. El extrovertido, en cambio, necesita estar en contacto con muchas personas. Sin embargo, lo relevante del tema es todos precisamos tener por lo menos dos personas en quienes confiar absolutamente y a quienes podamos llamar a medianoche para pedirles un favor. El científico denomina a estas relaciones como de APEGO SEGURO.

En conclusión, la gente que más hace para mantener sus relaciones sociales es más feliz y esto comprende tener tiempo para llamar por teléfono, salir a tomar un café o pasear cada tanto. Waldinger recomienda crear pequeñas rutinas con los amigos, tales como fijar un horario de encuentro semanal para salir a caminar o comunicarse por teléfono. Esta es la receta para la salud y la longevidad, según los neurólogos.

 

Por: Zelma Dumm (escritora, profesora en letras, conductora de radio)

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